Tiff Cabrera es una fotógrafa Dominicana conocida por su narrativa visual poética e inesperada. Combina la fotografía conceptual, el minimalismo y escenas narrativas para capturar momentos que evocan emoción y curiosidad. Inspirada por su herencia dominicana, Tiff se enfoca en la belleza de lo que pasa desapercibido, transformando escenas cotidianas en poesía visual.

Su fotografía evolucionó de un estilo experimental con Canon a uno más intencional con Sony, lo que le permite capturar lo inusual con mayor precisión. El trabajo de Tiff resalta lo espontáneo, lo imperfecto y la riqueza de la vida cotidiana, convirtiendo sombras, texturas y reflejos en historias cautivadoras.

Tiff anima a las fotógrafas dominicanas a abrazar su visión única y aboga por una comunidad más fuerte de mujeres fotógrafas. Cree en amplificar las voces de otras para redefinir la industria y lograr el reconocimiento que merecen.

IG / Website: @tiffcabrera11

¿En qué país vives? R.Dom / USA

¿Cómo te defines como fotógrafa? ¿Te identificas más con la fotografía de retrato, maternidad, paisaje, fotografía de calle u otro estilo? ¿Por qué?

Me definiría como una fotógrafa que busca lo inusual, lo poético y lo que otros pueden pasar por alto. No me considero una fotógrafa tradicional, pero sí una narradora visual que usa la fotografía para capturar momentos que evocan emoción, curiosidad y profundidad.  Me identifico más con un estilo artístico que fusiona elementos de fotografía conceptual, minimalismo y escenas con una carga narrativa fuerte. Me gusta capturar instantes que cuentan historias sin necesidad de explicaciones, donde los detalles hablan por sí solos. Lo inesperado y lo simbólico son clave en mi enfoque.  No me limito a una categoría específica como retrato, paisaje o calle; más bien, persigo imágenes que transmitan sensaciones y que puedan inspirar hasta convertirse en un poema visual.

¿Puedes nominar a una fotógrafa dominicana que no resida en la República Dominicana, o alguna que creas que debería recibir más atención por su trabajo? Incluir IG 

IG: @gracielaphotograpy

¿Qué te inspiró a convertirte en fotógrafa y cómo ha evolucionado tu estilo a lo largo del tiempo?

Más que convertirme en fotógrafa en el sentido tradicional, la fotografía se convirtió en una extensión natural de mi manera de ver el mundo. Siempre he estado conectada con la creatividad y la narrativa visual a través del marketing, el diseño y la estrategia de contenido, pero fue en los momentos más espontáneos e inusuales donde encontré mi propio estilo detrás del lente.

Mi inspiración viene de lo inesperado: sombras proyectadas en una pared, reflejos en un charco, la textura de una tela, o la forma en que la luz se filtra en un espacio cotidiano. Me fascina la idea de capturar imágenes que parecen sacadas de un poema visual, que transmiten más de lo que muestran a simple vista.

Con el tiempo, mi estilo ha evolucionado de la simple captura de momentos a una búsqueda más intencionada de composiciones que evocan emociones y cuentan historias de manera minimalista pero poderosa. Ahora, más que nunca, mi fotografía se centra en encontrar belleza en lo inusual, en lo que otros pueden pasar por alto, y convertirlo en una imagen que haga que quien la vea se detenga, observe y sienta.

¿Con qué cámara comenzaste a hacer fotografía y qué cámara usas hoy en día? ¿Cómo ha influido esta evolución en tu estilo y técnica?

Comencé en la fotografía con una Canon, que me permitió entender la composición, la luz y los fundamentos técnicos de la imagen. Canon fue mi primer acercamiento serio al mundo fotográfico, y en ese momento mi enfoque era más experimental, explorando ángulos, texturas y la espontaneidad del momento sin demasiadas reglas.

Con el tiempo, evolucioné y encontré en Sony una herramienta más alineada con mi estilo y necesidades. La transición a Sony significó un cambio en mi forma de capturar imágenes: la rapidez del enfoque, la fidelidad de los colores y la versatilidad en condiciones de luz desafiantes me permitieron llevar mi fotografía a otro nivel.

Esta evolución ha influido directamente en mi estilo y técnica. Con Canon, mi fotografía era más exploratoria, más sobre entender lo que me llamaba la atención. Con Sony, mi enfoque se ha vuelto más intencional, capturando lo inusual y poético con mayor precisión y control. Ahora, no solo busco una buena imagen, sino una historia dentro de cada fotografía.

¿Qué impacto ha tenido tu identidad dominicana en tu visión y estilo fotográfico?

Mi identidad dominicana ha tenido un impacto profundo en mi visión y estilo fotográfico. La riqueza cultural, los contrastes de luces y sombras en la arquitectura colonial, la textura del día a día en el Caribe y la energía de la gente han moldeado mi manera de capturar imágenes.

No busco lo obvio ni lo cliché; más bien, me atrae lo que parece insignificante pero cuenta una historia. Las texturas de una pared desgastada por la humedad, el reflejo de un letrero en un charco después de la lluvia, la sombra de una palmera en un callejón… todo eso es parte de mi narrativa visual.

Ser dominicana significa crecer en un entorno vibrante, donde el caos y la belleza coexisten, y eso se refleja en mi fotografía. Me encanta capturar lo espontáneo, lo poético en lo cotidiano y lo inesperado que emerge en lo común. No busco imágenes perfectas, sino aquellas que transmiten sensaciones, que evocan memoria y que te hacen detenerte un momento para ver más allá de lo evidente.

¿Cómo utilizas la fotografía para contar historias y qué mensaje esperas transmitir con tu trabajo?

Detalles y momentos que otros pueden pasar por alto. No me interesa la perfección técnica si no transmite algo genuino. Uso la fotografía como una extensión de mi visión creativa, buscando lo inesperado, lo poético en lo cotidiano y lo que evoca una historia sin necesidad de explicaciones.

Cada imagen que tomo tiene un propósito narrativo, ya sea a través de sombras, texturas, reflejos o composiciones que generan curiosidad. Me gusta jugar con la luz y los contrastes para transmitir sensaciones: nostalgia, misterio, calidez o incluso una especie de calma inquietante.

El mensaje que espero transmitir con mi trabajo es que la belleza no siempre está en lo evidente, sino en los detalles que requieren una segunda mirada. Quiero que quien vea mis fotos se detenga, observe y sienta. Que cada imagen deje una impresión, una pregunta o una sensación, como si fuera un poema visual.

¿Crees que las mujeres fotógrafas de calle en la República Dominicana reciben el mismo reconocimiento que los hombres o que quienes trabajan en estudio y fotografía comercial? ¿Por qué sí o por qué no?

Las mujeres fotógrafas de calle no reciben el mismo reconocimiento que los hombres o que quienes trabajan en estudio y fotografía comercial.

La fotografía de calle ha sido históricamente un espacio dominado por hombres, en parte porque implica estar en entornos urbanos, a veces caóticos o inseguros, lo que para muchas mujeres representa un reto adicional. Además, la industria tiende a dar más visibilidad a quienes trabajan en fotografía comercial o de estudio, porque es donde hay más inversión y exposición en medios y marcas.

Las fotógrafas de calle suelen capturar realidades crudas, instantes efímeros y narrativas que desafían lo convencional, pero muchas veces su trabajo no se valora de la misma manera porque el mercado prioriza la estética pulida de la fotografía comercial. Sin embargo, creo que cada vez más mujeres están ocupando este espacio, redefiniéndolo con una mirada distinta, más íntima y sensible a los matices de la vida urbana.

El reto no es solo de visibilidad, sino de romper con la percepción de que la fotografía de calle es un territorio exclusivo de los hombres. Hay mucho talento femenino en este campo y merece más reconocimiento.

¿Qué consejo le darías a la próxima generación de fotógrafas dominicanas que sueñan con seguir este camino?

No pidan permiso para contar su propia historia. La fotografía es una herramienta poderosa para capturar lo que muchas veces pasa desapercibido, y su visión es necesaria en un mundo que aún está aprendiendo a valorar la diversidad de miradas.

1. Encuentra tu voz visual: No te preocupes por encajar en un estilo o por seguir tendencias. La fotografía más impactante es la que refleja quién eres y cómo ves el mundo. Si te llama la atención lo inusual, lo poético, lo crudo o lo efímero, síguelo.

2. Sé persistente y ocupa espacios: La fotografía de calle, documental y artística no siempre da el mismo reconocimiento que la comercial o de estudio, pero eso no significa que no tenga valor. No te limites por lo que se espera de ti; sal, captura y comparte tu trabajo.

3. No temas a la calle, pero aprende a moverte en ella: Si te apasiona la fotografía urbana, observa, experimenta y encuentra maneras de sentirte segura. A veces, una simple mirada cambia todo.

4. Construye comunidad: Conéctate con otras mujeres fotógrafas, apóyense y creen espacios para mostrar su trabajo. La visibilidad es clave, y mientras más mujeres se atrevan, más se abrirán las puertas para todas.

5. No busques validación externa: La fotografía es una conversación con el mundo, pero primero debe resonar contigo. No te obsesiones con el reconocimiento; enfócate en que cada imagen tenga propósito y te haga sentir algo.

Y sobre todo: no tengas miedo de ver el mundo de una forma diferente. Lo que tú capturas tiene valor porque es tu perspectiva única.

Como mujer dominicana en la fotografía, ¿qué desafíos has enfrentado y cómo los has superado?

Uno de los mayores desafíos ha sido romper con la idea de que la fotografía debe ajustarse a ciertos estándares comerciales o tradicionales para ser validada. No me considero una fotógrafa en el sentido clásico, pero mi manera de capturar imágenes siempre ha estado conectada con la creatividad y la narrativa visual.

Desafíos que he enfrentado:

No encajar en un estilo convencional

Mi enfoque no es la fotografía de estudio, ni la comercial en su sentido más rígido. Mi interés está en capturar lo inusual, lo poético, lo que otros pueden pasar por alto. Muchas veces esto puede ser visto como "poco comercial" o difícil de categorizar, lo que hace que algunas personas no lo valoren de inmediato.

Ser tomada en serio en un mundo dominado por hombres

Aunque cada vez hay más mujeres en la fotografía, sigue existiendo una brecha en el reconocimiento y la visibilidad, especialmente en la fotografía de calle o documental. La narrativa visual femenina a menudo se subestima, pero eso no significa que no tenga un impacto profundo.

El riesgo y la seguridad al fotografiar en espacios públicos

La fotografía de calle en República Dominicana puede ser desafiante. Como mujer, muchas veces se percibe un riesgo adicional al capturar imágenes en ciertos entornos, ya sea por la seguridad o por la percepción que otros pueden tener al verte con una cámara en la calle.

Cómo los he superado:

Aceptando y abrazando mi propio estilo. No busco encajar en lo que otros esperan; en cambio, me he permitido explorar lo que realmente me inspira: la luz, las sombras, los reflejos, las texturas y la emoción en lo cotidiano.

Creando espacios donde mi visión tenga valor. Ya sea a través de mi trabajo en marketing, contenido visual o narrativas estratégicas, utilizo la fotografía como una herramienta de conexión, más allá de una industria que impone estándares.

Siendo estratégica al moverme en espacios públicos. Cuando hago fotografía en la calle, observo, analizo el entorno y encuentro maneras de capturar imágenes sin exponerme a situaciones incómodas o riesgos innecesarios.

Mi enfoque siempre ha sido contar historias a través de imágenes que no necesitan explicaciones, y aunque el camino no siempre es fácil, lo importante es seguir explorando, capturando y expresando lo que realmente resuena conmigo.

Si pudieras capturar la esencia de ser una fotógrafa dominicana en una imagen, ¿cómo sería y por qué?

Sería una fotografía que hable desde nuestro ADN, desde la herencia que nos corre por la sangre, desde la mezcla que somos.

Ser dominicana es ser historia, ser resistencia, ser ritmo, ser sol y ser sombra. La imagen perfecta para representarlo no sería una sola, sino un instante atrapado en varias capas: una mujer con la piel bañada por la luz dorada del Caribe, con el pelo enredado por la brisa del mar o cubierto por un pañuelo que recuerda nuestras raíces africanas. Sus manos sostienen una cámara, pero lo que refleja el lente no es solo lo que tiene delante, sino todo lo que la conforma: la tierra roja de los campos de caña, las piedras de la Zona Colonial, los grafitis que gritan en las paredes de los barrios, la piel sudada de un tamborero en el Carnaval de la Vega, la mirada profunda de una abuela que ha visto todo cambiar y aún sigue ahí.

La esencia de una fotógrafa dominicana es capturar lo que llevamos en la sangre, lo que hemos heredado sin pedirlo, lo que hemos construido y lo que hemos perdido. Es mirar más allá de la postal bonita y ver lo real, lo que nos forma y nos define. Es encontrar la poesía en una pared rota, en una calle sin pavimentar, en una mano que vende aguacates en la esquina. Es entender que nuestro ojo no solo ve, sino que recuerda.

Porque venimos de agua y montaña, de esclavos y conquistadores, de revoluciones y silencios. Y cada foto que tomamos es una afirmación de lo que somos, de lo que no queremos olvidar, y de lo que aún estamos descubriendo.

¿Cómo sientes que tu fotografía destaca por encima de las demás?

Mi fotografía destaca porque no busca encajar, sino evocar. No persigo la imagen perfecta ni la composición tradicional; me interesa lo inesperado, lo que genera una pausa, lo que despierta una emoción sin necesidad de explicación.

Lo que hace única mi visión es que mi lente no solo capta, sino que traduce. No veo una imagen solo como luz y sombras, sino como una historia visual que puede sentirse en la piel. Mis fotos no buscan solo documentar un momento, sino provocar una sensación, un recuerdo, una conexión más allá de lo evidente.

Destaco porque mi fotografía no es sobre lo que está a simple vista, sino sobre lo que se siente en lo que no se dice. Encuentro belleza en lo que otros pasan por alto: una sombra que cuenta más que la figura que la proyecta, un reflejo que fragmenta la realidad en varias capas, una textura que habla sin palabras.

Mi fotografía es como un poema visual: sutil, honesta y con el poder de hacer que quien la mire se detenga, observe y sienta.

¿Cómo crees que la comunidad de fotógrafas dominicanas puede crecer y apoyarse mutuamente?

La comunidad de fotógrafas dominicanas puede crecer y fortalecerse si nos enfocamos en colaboración en lugar de competencia. Históricamente, el arte y la fotografía han sido espacios donde las mujeres han tenido que abrirse camino con más esfuerzo, y la mejor manera de hacerlo es creando una red de apoyo real.

Formas en las que podemos crecer y apoyarnos mutuamente:

Visibilizando nuestro trabajo entre nosotras mismas.

Si una fotógrafa sube un proyecto, comparte su historia, logra una exposición o simplemente está creando contenido, debemos amplificar su voz. Hay que dejar de vernos como rivales y empezar a entender que cuando una crece, abrimos camino para las demás.

Creando espacios seguros para compartir conocimiento.

Talleres, meetups, mentorías… No hay por qué guardar la información como si fuera un secreto. Si alguien está empezando, guiarla en su proceso hace que la comunidad crezca con más fuerza.

Dando valor a nuestro trabajo.

Una de las razones por las que muchas fotógrafas no logran avanzar es porque el mercado todavía subestima la fotografía hecha por mujeres, o porque la industria no está dispuesta a pagar por nuestro talento. Si todas nos aseguramos de ponerle precio justo a nuestro trabajo, educamos al mercado y nos damos el respeto que merecemos.

Creando plataformas y colectivos de mujeres fotógrafas.

Hay muchas historias que deben ser contadas desde nuestra mirada. Si nos unimos en proyectos colaborativos, exposiciones conjuntas o plataformas digitales donde podamos publicar nuestro trabajo, nos hacemos más visibles y más fuertes.

Ocupando espacios que históricamente no han sido para nosotras.

Fotografía de calle, documental, fotoperiodismo… muchas veces estos espacios han sido dominados por hombres, pero hay demasiadas historias que solo nosotras podemos contar desde nuestra perspectiva. No podemos esperar que nos inviten; tenemos que tomarlos.

El crecimiento de la comunidad de fotógrafas dominicanas depende de cómo nos apoyemos entre nosotras. Si dejamos de competir y comenzamos a construir juntas, el impacto será mucho mayor de lo que imaginamos.

¿Crees que hay suficientes oportunidades para las mujeres fotógrafas en el país? ¿Qué cambios te gustaría ver en la industria?

No, todavía no hay suficientes oportunidades para las mujeres fotógrafas en la República Dominicana, especialmente en ciertos sectores como la fotografía de calle, documental y fotoperiodismo. Aunque cada vez más mujeres están entrando en la industria, el reconocimiento y las oportunidades aún no están equilibrados.

¿Por qué hay pocas oportunidades?

El mercado sigue priorizando a los hombres en ciertos espacios.

En áreas como el fotoperiodismo, la fotografía de eventos o la fotografía de calle, todavía hay una percepción de que los hombres tienen más "autoridad" o "experiencia", lo que limita la visibilidad y el acceso a trabajos de alto perfil para las mujeres.

Se subestima la mirada femenina en la fotografía.

Muchas veces, el trabajo de las mujeres se ve como “delicado” o solo vinculado a nichos como la fotografía de bodas, maternidad o moda. Sin embargo, hay fotógrafas dominicanas haciendo un trabajo increíble en documental, conceptual, experimental y fotoperiodismo que no recibe el mismo nivel de apoyo.

La industria favorece a quienes tienen más conexiones.

Todavía existe una cultura de “a quién conoces” en la fotografía profesional, lo que puede dificultar el crecimiento de mujeres que no tienen acceso a ciertos círculos o que no cuentan con el mismo nivel de promoción que sus colegas masculinos.

¿Qué cambios me gustaría ver en la industria?

Mayor representación y visibilidad para fotógrafas dominicanas en todas las áreas.

Quiero ver más exposiciones, concursos y proyectos que incluyan y resalten el trabajo de mujeres fotógrafas en todos los géneros.

Más apoyo institucional y financiamiento para proyectos fotográficos liderados por mujeres.

Que se abran espacios y becas para proyectos fotográficos femeninos que cuenten nuestras historias desde nuestra propia perspectiva.

Cambio en la narrativa de la industria.

Dejar de encasillar a las mujeres fotógrafas en nichos específicos y abrirnos camino en áreas como fotografía urbana, conceptual y documental sin que se nos cuestione o minimice nuestra capacidad.

Creación de más colectivos y plataformas para fotógrafas.

Iniciativas donde las fotógrafas puedan compartir su trabajo, apoyarse mutuamente y tener mayor acceso a oportunidades de formación, exposición y financiamiento.

Un cambio en la mentalidad del consumidor y las marcas.

Que se valore el trabajo de las mujeres fotógrafas con la misma seriedad que el de los hombres, sin asumir que por ser mujeres se cobra menos o que el trabajo no tiene el mismo impacto.

El talento existe, pero el espacio para que las mujeres fotógrafas crezcan y sean reconocidas aún necesita más apoyo, más visibilidad y más oportunidades reales.

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